El emprendimiento social cumple, en la actualidad, un papel muy importante para las sociedades, ya que aporta soluciones a problemas reales. Afortunadamente, muchas personas, compañías y organizaciones asumen este reto y se involucran; esto significa un primer paso hacia un mundo mejor y más equitativo.
Se podría decir que los emprendedores sociales son como albañiles que vienen a ‘remendar’ los agujeros que una comunidad padece, ya sea por impericia, falta de recursos o desconocimiento del Estado responsable. Se trata de personas o conjuntos de individuos que ven una carencia e intentan buscarle una solución.
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Un emprendedor social es una persona que busca aplicaciones novedosas que tengan el potencial de resolver problemas basados en la comunidad. Estas personas están dispuestas a asumir el riesgo y el esfuerzo para crear cambios positivos en la sociedad a través de sus iniciativas.
El uso generalizado de prácticas éticas como la inversión de impacto, el consumo consciente y los programas de responsabilidad social corporativa facilitan el éxito de los emprendedores sociales.
Además:
Estrictamente hablando no. Considerando su amplia definición, nadie puede negar que su práctica es mucho más antigua. Las raíces y el primer uso del término 'emprendimiento social' se remontan a la literatura del cambio social en los años sesenta y setenta.
Lo que es bastante nuevo es la tendencia de clasificar estas empresas socialmente emprendedoras como Empresas Sociales alimentadas por una reciente afluencia de disponibilidad de capital para financiar tales iniciativas.
Añadir a esta mezcla una tendencia emergente hacia las empresas sostenibles, triple línea de base y la base de la economía de la pirámide y lo que se obtiene es una mezcla explosiva de historia de valor periodístico compatible palabra de moda.
El emprendimiento social, por su naturaleza, está esencialmente limitado por la misión social y la teoría del cambio. La percepción general de equiparar el emprendimiento social con la creación de organizaciones sin fines de lucro probablemente surge de las fuertes misiones sociales que persiguen estas organizaciones.
Aunque no es del todo impreciso, hay muchos ejemplos de empresas generadoras de ingresos sostenibles con fines de lucro con una estructura de generación de valor social que nos lleva a repensar los modelos tradicionales y conceptualizar nuevos modelos de negocio híbridos.
Si bien la mayoría de los empresarios están motivados por el potencial de obtener ganancias, el motivo de las ganancias no impide que el empresario común tenga un impacto positivo en la sociedad.
Como Adam Smith explicó en “The Wealth of Nations” (1776), "no es por la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero por lo que esperamos nuestra cena, sino por su consideración a su propio interés". Smith creía que cuando las personas perseguían sus propios intereses, serían guiados hacia decisiones que beneficiaran a otros.
El panadero, por ejemplo, quiere ganarse la vida para mantener a su familia. Para lograr esto, produce un producto, pan, que alimenta y nutre a cientos de personas.
Ejemplos de emprendimiento social incluyen instituciones de microfinanzas , programas educativos, servicios bancarios en áreas desatendidas y ayuda a niños huérfanos a causa de enfermedades epidémicas.
Sus esfuerzos están relacionados con la noción de abordar las necesidades insatisfechas dentro de las comunidades que se han pasado por alto o no se les ha otorgado acceso a servicios, productos o elementos básicos disponibles en comunidades más desarrolladas.
Un emprendedor social también podría tratar de abordar los desequilibrios en dicha disponibilidad, las causas fundamentales de tales problemas sociales o el estigma social asociado con ser residente de dichas comunidades.
El objetivo principal de un emprendedor social no es obtener ganancias, sino implementar mejoras generalizadas en la sociedad. Sin embargo, un emprendedor social aún debe tener conocimientos financieros para tener éxito en su causa.
La introducción de servicios de agua dulce, a través de la construcción de nuevos pozos, por ejemplo, a comunidades que carecen de servicios públicos estables es otro ejemplo de emprendimiento social.
En la era moderna, el emprendimiento social puede combinarse con activos tecnológicos como llevar conectividad a Internet de alta velocidad a comunidades remotas, con la intención de proporcionar a los estudiantes de la escuela más acceso a la información y a los recursos de conocimiento.
El emprendimiento social es una manera de conectarte con el propósito de tu vida, ayudar a otros a encontrar el suyo y hacer una diferencia en el mundo, todo mientras te gana la vida.
El desarrollo de aplicaciones móviles que responden a las necesidades de la comunidad es otra forma de expresar el emprendimiento social.
Esto puede incluir darles a las personas formas de alertar a las administraciones de su ciudad sobre problemas tales como la rotura de tuberías de agua, líneas eléctricas caídas o patrones de repetidos accidentes de tráfico.
También hay aplicaciones creadas para informar infracciones cometidas por funcionarios de la ciudad o incluso por la policía, dando voz a la comunidad a través de la tecnología.
El emprendimiento social tiene similitudes y diferencias en comparación con la definición estándar de emprendimiento. De esta manera, consta de cuatro ideas clave:
Al igual que cualquier actividad empresarial sostenible, los proyectos de emprendimiento social deben satisfacer una demanda real previamente identificada en un estudio de mercado. Tiene que ser lo suficientemente rentable como para crear riqueza y empleos.
Las metas sociales o ambientales son clave para este tipo de proyectos, ya que crean el "valor social" y el propósito del negocio tanto para el equipo como para la comunidad.
Estos objetivos, centrados principalmente en mejorar el mundo, pueden ser de naturaleza diferente: desde el acceso a servicios de salud y ahorro de energía hasta la reducción del desempleo o el fomento del consumo local de alimentos.
Dependiendo del estado legal de la empresa, las ganancias pueden reinvertirse principalmente para el logro óptimo de los objetivos sociales y ambientales. Las ganancias individuales son formalmente limitadas y rigurosamente supervisadas.
"Participación" es la palabra clave de gobernanza en el emprendimiento social. Aquí, como los intereses colectivos siempre resultan en intereses individuales, la toma de decisiones es siempre un proceso compartido.
Esto significa que todos los interesados están involucrados: desde los gerentes y el personal hasta los clientes / usuarios, el poder político local o incluso el nacional.
Si te interesa aportar a la comunidad que integras y todavía no has encontrado el camino para lograrlo, puede que la siguiente enumeración te sea de ayuda. Vamos a comentar algunos ejemplos de emprendimiento social que podrías tomar como base para construir tu camino. ¡Acompáñanos a repasarlos!
En el pueblo de Vallbona de les Monges, en Lérida, funciona la cooperativa L’olivera desde 1974. Lo curioso de este emprendimiento no radica en las 17 especialidades de vino ni los 5 de aceites que allí se fabrican, sino en que resulta un método de inclusión para personas con discapacidades psíquicas.
Además, L’olivera utiliza los recursos de la zona y los industrializa de manera prácticamente casera, lo que garantiza una producción amigable con el ambiente. Este proyecto, que emplea a más de 70 personas, también incluye una residencia y un servicio de terapia ocupacional.
La finalidad de este emprendimiento social es la de unificar a los artesanos locales de lugares marginados para distribuir sus creaciones en los países más desarrollados. Representa un modo de cumplir con los estándares de calidad, además de potenciar sus ventas.
Esta idea ha solucionado en Chile una problemática tanto económica como ambiental. Básicamente, impulsa la distribución de dispensadores automáticos a granel de productos alimenticios y de otros tipos.
Algramo es un emprendimiento social que ayuda en el reciclaje de envases y la economía del hogar.
De este modo, se contribuye con las familias de menores recursos, que debían afrontar los sobreprecios que conllevan los productos en envases pequeños, que son los que suelen elegir por su escasez de fondos. Asimismo, al utilizar envases retornables, permite disminuir el uso de bolsas y recipientes contaminantes.
A veces dejada de lado, la generación de los baby boomers (personas de entre 55 y 65 años en la actualidad) suele vérsela difícil al momento de buscar trabajo. Encore, una organización fundada en 1996 en San Francisco y que se sustenta con donaciones, busca conectar a estas personas con becas, cursos y empleos; una bella forma de ofrecer una nueva motivación para sus vidas.
Esta iniciativa pertenece a un grupo de jóvenes estudiantes de ingeniería de Estados Unidos, quienes decidieron crear tuberías que usen antimicrobianos para eliminar bacterias y mejorar la calidad del agua potable.
Hoy, esta empresa de seis empleados fabrica tuberías low cost para fabricantes de autos, el gobierno estadounidense y otras empresas. El 5 % de sus ingresos se destina a la continuación de las investigaciones para la purificación del agua.
Se trata de un emprendimiento social argentino que funciona con el modelo que conocemos como crowdfunding; es decir, recolección de fondos. En esta web, una persona puede registrarse, describir un proyecto y solicitar adherentes para financiarlo.
Nobleza Obliga ayuda a las personas solidarias a difundir sus ideas y a obtener ayuda de parte de otros individuos y empresas con responsabilidad social. Además, organizan capacitaciones en tecnología y herramientas para el fomento de causas solidarias.
El emprendimiento social también ayuda a conectar a las personas solidarias con posibles donantes.
El objetivo principal de este emprendimiento social es la inclusión de las mujeres en el sector tecnológico. Para ello, capacitan a mujeres con problemas de empleabilidad en materias como programación, las acompañan en su desarrollo profesional y facilitan su inserción laboral.
Este proyecto se encuentra en funcionamiento en Dinamarca, España, Suiza, Escocia e Islandia. Creada en 2004, se trata de una empresa que fomenta la inclusión laboral de personas con autismo. La idea es aprovechar su alto poder de concentración y pasión por el detalle; se les brinda, además, la asesoría de profesionales en caso de padecer dificultades sociales o comunicativas.
Como ellos mismos definen, Specialisterne busca personas con talentos específicos para llevar a cabo tareas de excelencia en el sector informático.
En este caso, se trata de un emprendimiento social con sede en Londres. Su contribución es la de ofrecer cursos gratuitos a las instituciones educativas para que sus alumnos aprendan a crear aplicaciones webs y de telefonía celular.
Este proyecto se financia con las cuotas de los centros privados y con la contribución de socios como Lego o Spotify, como detalla Apps for Good en su página web. Además de insertar la tecnología en el proceso educativo, este emprendimiento recompensa a los creadores de aplicaciones con fines sociales.
Este último ejemplo es el de una compañía exitosa que también hace su contribución social hacia los niños carenciados. ¿De qué manera? Por cada par de zapatos que vende, TOMS Shoes regala otro a un niño que los necesite.
Desde su creación en 2006 con una inversión inicial de 300 mil dólares de Mycoskie, su autor, esta empresa ha regalado más de 140 mil pares a pequeños de todo el mundo.
El emprendimiento social no es mera vanidad como expresan muchos diplomáticos escépticos. De hecho, el mundo necesita más personas interesadas en esta faceta del emprendimiento para mejorar.
Y tú… ¿Te animas al emprendimiento social? Puede parecer un camino muy duro, pero puedes estar seguro de que es gratificante.