Escrito por Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, es un maravilloso libro. Busca retratar los hábitos sanos que les permiten a distintas personas cambiar la percepción que se tiene sobre diversas situaciones. Esto con el fin de hacerse responsables de sus actos y ser mucho más efectivos.
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Cuándo se entrevistan a los grandes empresarios e inversores, siempre les hacen una pregunta: "¿Cuál es el secreto de tu éxito?", y es muy común que sus respuestas sean similares y las simplifiquen en "hábitos". Que, aunque a muchos les pueda parecer común, los hábitos hacen la gran diferencia.
Los empresarios mencionan a los hábitos como uno de los principales secretos para alcanzar el éxito. Pero, esto no solo es un hecho a nivel profesional, los hábitos también pueden permitirnos crecer personalmente.
Este libro, también catalogado como un libro de autoauyuda, reúne tres secciones poderosas que mencionan treinta y dos principios relacionados con los siete hábitos.
Así que, conozcamos un poco más sobre cómo este libro puede ayudarnos a cambiar nuestros hábitos y convertirnos en personas altamente efectivas.
En esta primera parte del libro, su autor se centra en los paradigmas y en principios como la ética del carácter. Nos presenta el poder de un paradigma y el cambio de este. Además de mencionar otros principios como el referente al desarrollo y al cambio, también define a la efectividad.
Es una especie de introducción que nos permite entender mucho mejor la finalidad del libro y cómo utilizarlo para sacarle el máximo provecho a lo que logremos aprender.
La segunda parte de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, menciona los primeros tres hábitos. Además, nos invita a tomar la iniciativa y a actuar, a comprometerse y cumplir con los compromisos. Mientras nos explica de forma detallada lo que significa cada hábito.
Las personas proactivas tienen la capacidad de la anticipación. Lo que les permite tomar el control sobre las situaciones que así lo ameriten y a asumir determinadas responsabilidades. Lo cual permite que desarrollen una independencia bastante ventajosa ante cualquier circunstancia de la vida en la cual se encuentren.
Stephen explica que, cuando se trata de este punto, pueden existir dos tipos de personas:
El autor comienza la explicación de este primer hábito citando la maravillosa frase de Henri David Thoreau:
“No conozco ningún hecho más alentador que la incuestionable capacidad del hombre para dignificar su vida por medio del esfuerzo consciente.”
Dándole un argumento más sólido a su idea, Stephen se vale de esta poderosa frase para hablar de la autoconciencia y de la capacidad que tienen los humanos para utilizarla.
Esta capacidad será esencial para ser proactivos. Cuando utilizamos nuestra autoconciencia, podemos poner en práctica un esfuerzo consciente que será capaz de obtener excelentes frutos. Dando como resultado: Convertirnos en gente altamente efectiva.
Este hábito se basa en, primeramente, definir y establecer nuestro fin con respecto a lo que se desea lograr. A su vez, es necesario plasmarlo sobre papel e identificar todos los componentes necesarios para cumplir con nuestro objetivo, para llevar a cabo nuestra idea de negocio.
El autor, en este caso, cita a Oliver Wendell Holmes:
“Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior.”
Potente frase para hacer énfasis en que es necesario desarrollar un liderazgo personal que nos permita realizar una experiencia de visualización. Este hábito puede ser utilizado en cualquier situación pues, nos invita a ver hacia el futuro y cuestionarnos sobre cómo se darán las cosas y cómo podemos tomar el control de ellas.
Sin embargo, tiene la finalidad de aplicarse para crear una determinada imagen, una especie de cuadro que enmarque el panorama de nuestro fin. Que destaque la finalidad de una determinada actividad y la forma de llegar a ella.
Con el fin de resaltar la importancia de una buena administración personal, el autor profundiza en la necesidad de determinar nuestras prioridades. La necesidad de que usted establezca primero, lo primero.
Este tercer hábito nos permite darnos cuenta de que nosotros mismos somos los creadores de todo. Somos los responsables de lo que hagamos y estamos a cargo. Se basa en la realización de las diferentes actividades que nos permitirán alcanzar nuestros objetivos.
Sin embargo, nos impulsa a establecer las prioridades y a orientar nuestra energía hacia las tareas que verdaderamente lo necesitan. Es por esto que, el autor cita la siguiente frase de Goethe:
“Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos.”
Luego, Stephen nos explica de manera sencilla cómo funciona la capacidad para administrar y ejecutar desde un enfoque neurológico. Y nos menciona la interesante frase: “Administra desde la izquierda; lidera desde la derecha.”
Dándole paso a la tercera parte de este libro, el autor nos muestra otros tantos aspectos importantes relacionados con los hábitos. Nos proporciona una explicación sobre los paradigmas de interdependencia.
Nos habla de la cuenta bancaria emocional y de seis depósitos principales para esta. Dándole paso a la explicación de los hábitos de la interdependencia y mucho más.
Este hábito toca el tema referente a los principios del liderazgo interpersonal y nos plantea la importancia de utilizar los paradigmas adecuados. De hecho, el autor nos lo explica por medio de un interesante ejemplo.
Nos cuenta una anécdota de cuando, en una oportunidad, le pidieron ayudar al presidente de una compañía a lograr que, en su equipo, existiera la cooperación.
Stephen le preguntó si el problema eran las personas del equipo o el paradigma que utilizaban. Pronto, pudo darse cuenta de que en aquella compañía prevalecía un ambiente altamente competitivo que no le dejaba espacio a la cooperación.
Por esto, es importante desarrollar paradigmas adecuados que puedan adaptarse de forma óptima a la finalidad del negocio. La regla de oro siempre será plantar una semilla excelente y darle los mejores cuidados para obtener un fruto de calidad.
En este caso, el autor cita a Edwin Markham:
“Hemos confiado la regla de oro a la memoria: ahora confiémosla a la vida.”
Además, nos menciona los seis paradigmas de interacción humana:
El quinto hábito persigue los principios de la comunicación asertiva y empática. La mayoría comete el grandísimo error de precipitarse y establecer conclusiones sin determinar verdaderamente qué es lo que sucede.
Para la explicación de este hábito se utilizan dos ejemplos. El primero, es de un médico oculista precipitado que no ha actuado de forma profesional. Ha prescrito o recetado unos lentes sin ni siquiera diagnosticar a su paciente. Creo que por ahí vamos entendiendo mejor el punto.
El segundo ejemplo, mucho más directo, se enfoca en la conversación de una madre y su hijo. Su hijo, quien se ha sentido decaído, ha expresado un disgusto por la escuela. ¿Qué hace la madre? ¿Decide ser empática o, al menos, asertiva?
El autor nos propone dos posibles respuestas. La primera respuesta es la que podríamos determinar como la más común, lamentablemente. La madre no se detiene a intentar comprender y después ser comprendida.
Se precipita y comienza a ejercer juicios sobre su hijo, hasta comienza a realizar comparaciones con su hermana mayor. Le hace reclamos y, como si ya no fuera suficiente, le impone adoptar una actitud positiva.
La segunda opción de respuesta que podría realizar la madre, se basa en una simple oración. Ella le dice: Continua. Dime por qué te sientes así.
¿Cuál crees tú que sería la mejor respuesta para comprender mejor la situación?
Como es obvio, pensaremos que la segunda respuesta le podría dar paso a una comunicación empática que dé pie a conocer las posibles razones que tenga el hijo.
Para ser efectivos es necesario escuchar para comprender y ser comprendidos. Muchos escuchan simplemente para precipitarse a responder, lo cual no es nada efectivo.
Debido a esto, Stephen abre la explicación de este hábito con la hermosa frase de Pascal:
“El corazón tiene sus razones que la razón no comprende.”
Los sentimientos, las circunstancias o determinadas situaciones pueden ser razones para que las personas actúen de una determinada forma. Quizá nos parezca incoherente o no le hallemos un motivo razonable a esa acción. No obstante, recordemos que lo importante es procurar comprender a los demás y, luego ser comprendido.
Tomando en cuenta los principios de la cooperación creativa, el autor revela que la sinergia es uno de los siete hábitos de la gente altamente efectiva.
La sinergia puede ser entendida como la cooperación puesto que, su origen griego “synergía”, significa “trabajando en conjunto”. Así mismo, implica la interdependencia y el esfuerzo realizado por un conjunto de individuos para realizar una tarea considerada como compleja. Además, se entiende como el producto al que se aspira y la obtención del éxito.
Este puede ser alcanzado gracias a la calidad que exista en las relaciones externas o internas. Y puede ser definido como la capacidad que tienen determinadas partes de obtener un resultado mucho mayor al unirse.
El autor pone el ejemplo de dos trozos de madera, por separado, son capaces de sostener un peso en específico. Sin embargo, cuando se juntan son capaces de sostener muchísimo más peso del que podrían resistir por separado.
Este hábito se encuentra acompañado de un mensaje inaugural que realizó el presidente George Bush.
“Tomo como guía lo que esperaba un santo: en las cosas esenciales, unidad; en las cosas importantes, diversidad; en todas las cosas, generosidad.”
Un mensaje que nos incita a aplicar la cooperación, a la unidad, la diversidad y la generosidad en todas las cosas que componen nuestras vidas.
Ser sinérgicos nos permitirá obtener resultados mucho más ventajosos y obtener un todo que sea mucho mayor que la suma de sus partes.
La cuarta parte de este increíble libro, busca que el lector pueda darle atención a las mejoras continuas que necesitará para crecer personalmente. Proporciona cuatro dimensiones de la renovación y el equilibrio que debe lograrse para que se aplique de la forma más adecuada.
Le permite al lector realizar un proceso de transición y hacer un repaso de los seis hábitos anteriores para poder liderar de la forma más óptima su vida. Desde el ámbito personal hasta el ámbito profesional. Todo con el fin de poder aplicar el hábito final: Afilar nuestra sierra.
Este hábito le dará a quien lo ponga en práctica una gran capacidad para la interdependencia efectiva. Stephen nos asegura que no somos nuestros hábitos, que nuestros hábitos pueden ser cambiados. Y que, reemplazar las pautas antiguas nos permitirá acabar con esa conducta perdedora que no nos permite ser personas altamente efectivas.
Este hábito nos invita a abrirle la puerta al cambio y la continua mejora de nuestro ser. Basado en los principios de la autorrenovación equilibrada, nos motiva a detenernos un momento y “afilar nuestra sierra”.
Esto porque, el autor nos pone un ejemplo bastante sencillo que tiene que ver con un leñador. Este, se encuentra en el bosque intentado cortar un árbol y ha estado alrededor de 5 horas sin descansar. Su esfuerzo ha sido malgastado porque no ha logrado casi nada.
Así que se le recomienda que tome un descanso y afile su sierra, a lo que este responde que no porque simplemente no tiene tiempo. ¿Le parece esto el actuar de una persona altamente efectiva? La respuesta es un rotundo no.
Trabajar arduamente para cortar un árbol no garantiza que este pueda ser cortado. Si la sierra o el hacha no están en condiciones, solo habremos desperdiciado nuestra valiosa energía.
Por eso, el séptimo hábito consiste en tomarnos el tiempo de preparar adecuadamente aquello que necesitamos para ser personas efectivas. Esto engloba a todos los hábitos que ya mencionamos porque, se trata de una etapa de renovación.
Con respecto a este hábito, el autor cita a Bruce Barton:
“A veces, cuando considero las tremendas consecuencias de las pequeñas cosas… Me siento tentado a pensar… Que no hay cosas pequeñas.”
Esta frase nos incita a pensar que, en este proceso de renovación, todo aspecto tiene su importancia. Y, si bien siempre es necesario tener la capacidad de priorizar, también es importante tomarnos el tiempo de internalizar todo lo aprendido. Saber que, afilar la sierra, será uno de los pasos más valiosos para alcanzar nuestros objetivos de la manera más óptima.
En conclusión, los hábitos tienen un gran poder sobre nuestras vidas. No obstante, no representan nuestro ser y, aunque puedan ser difíciles de cambiar, son reemplazables. Así que, es el momento de ser pacientes con nosotros mismos y poner en práctica los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.