Ser resiliente es la capacidad que tiene una persona, organización o empresa para superar adversidades y problemas. Lo contrario a una persona o empresa resiliente es la incapacidad de adaptarse a su entorno social o de superar los problemas para vivir de manera feliz.
Es decir, lo contrario a ser resiliente es la anomia, el sufrimiento y hasta la muerte.
Esta capacidad adaptativa, hasta donde se sabe, es característica de todos los organismos vivos.
La resiliencia es una cualidad que algunas personas tienen más fortalecida que otras debido a diversos factores que tienen que ver con la crianza, la familia, factores biológicos, ambientales y de hábitos.
Es decir, no se cree que ser resiliente sea una cualidad genética,
sino que se aprende socialmente
De hecho, la ciencia ha probado que es posible ejercitar la resiliencia. Y no solo eso. Ha precisado los pasos para que aprendas cómo reprogramar tu mente para la felicidad y el éxito.
Por ejemplo, el Psicólogo Clínico Rick Hanson (adscrito a la Universidad de California en Berkeley y autor de El Cerebro de Buda), afirma que puedes entrenar a tu cerebro para que experimente más felicidad diariamente a través de una serie de ejercicios cortos realizados durante tu jornada laboral y tiempo de inactividad.
Más adelante te explicaremos algunos de estos ejercicios que te pueden ayudar a superar la adversidad y alcanzar el éxito. Vamos con calma.
Contenido del artículo
Según la RAE, la definición de resiliencia tiene que ver con la “capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.
De allí que, para lograr ser resiliente, una persona debe desarrollar una reprogramación mental que le permita recuperarse de las adversidades y mantener un refugio de calma, felicidad y fuerza en sí misma.
Resiliencia tiene una raíz latina resilio, resilire, que significa "volver, rebotar, saltar hacia atrás". Por esto, también está asociado a un estado en el que la persona “vuelve a la normalidad”, “rebota” a la calma.
La manera correcta de escribirlo, según la Real Academia Española es resiliente. Sin embargo, por el uso popular, la palabra "resilente" se ha extendido con el mismo significado.
Existen múltiples tipos de resiliencia: ambiental, física, deportiva, cibernética, etc.
Este concepto como lo conocemos actualmente tiene su origen en la ciencia ambiental: si un ser vivo es incapaz de adaptarse a su entorno o de resolver sus problemáticas de existencia, su tendencia es a la desaparición.
Se trata de superar los problemas para vivir de manera feliz. Es decir, lo opuesto a ser resiliente es sufrir anomia.
La resiliencia como concepto proviene de la física y se refiere a la capacidad de un material para recobrar su forma después de haber estado sometido a altas presiones.
Ser resilente significa saber rebotar de las situaciones difíciles
Ser resiliente en la actualidad
La resiliencia actualmente se trata de una nueva mirada de la forma en que los seres humanos afrontan posibles causas de estrés: malas condiciones económicas, nutricionales, familiares, sociales, ambientales, etc.
También situaciones de crisis como las causadas por viudez o el divorcio, las grandes pérdidas económicas o de cualquier otra índole.
Actualmente, la ciencia, en lugar de preguntarse por las causas de la patología física o espiritual que esas catástrofes generan, se pregunta sobre las personas que superan estas problemáticas.
La vida actual se ha hecho verdaderamente compleja en las últimas décadas producto de los acelerados cambios tecnológicos, el deterioro ambiental y de salud, la creciente desigualdad económica, el cambio en los patrones de consumo y las necesidades particulares.
Por todo ello, ser una persona resiliente no es tanto una moda como una verdadera necesidad de sobrevivencia.
¿De cuáles condiciones están dotadas las personas, empresas, comunidades o familias que pueden lograr readaptarse y seguir funcionando con gran eficiencia?.Aquí veremos algunos ejemplos
Si te preguntas ¿cómo puedes lograr ser resiliente en medio de tantas obligaciones y actividades? te ayudaremos
Sin embargo, el ser resiliente conlleva una capacidad profundamente humana de sobrevivencia.
Son muchos los ejemplos históricos que nos dan ejemplos valiosos que nos enseñan a ser resiliente. Veamos algunos.
Un ejemplo reciente lo constituye la Premio Nobel de la Paz, Nadia Murad, quien es una joven yazidí, de Irak. Única sobreviviente de su familia, que fue sometida a la tortura y esclavitud sexual infringida por el llamado Estado Islámico (ISIS).
Nadia Murad, al lograr escapar, transformó su dolor en misión de vida para ayudar a otras mujeres que se encuentran en su misma situación
Si queremos un ejemplo más antiguo, veremos que en la Biblia, Job se sobrepone a la pérdida de todos sus bienes materiales.
O en la segunda guerra mundial, la niña Ana Frank va escribiendo sus vivencias en un famoso Diario que lleva su nombre. Logra continuar su desarrollo como adolescente durante el nazismo hasta que la asesinan.
Otro ejemplo es el personaje encarado por el actor Will Smith en la película “En búsqueda de la felicidad”.
Su personaje (inspirado en la vida real de Chris Gardner) sufre diversas adversidades durante toda la película: es botado de su casa, de su trabajo, se separa, sin dinero. Sin embargo, junto a su hijo, va sorteando las dificultades y encontrando motivación de vida y felicidad.
En la actualidad, Gardner es un exitoso empresario con una amplia visión sobre la necesidad de encontrar la felicidad en los negocios que emprendemos.
La resiliencia empresarial es la capacidad que tiene una empresa u organización para superar las adversidades gracias a sus recursos personales, económicos o administrativos. Pasa de la misma manera con la resiliencia familiar, comunitaria o personal.
Un buen ejemplo de resiliencia empresarial es Marvel. Desde 1939 Marvel fue, indiscutiblemente, el líder de los cómics.
Sin embargo, en la década de los 90 del siglo pasado, la empresa colapsó y tuvo que enfrentar la bancarrota en 1996.
Años más tarde, supo salir adelante de la adversidad. Se reinventó y aprovechó su mejor activo: los derechos sobre los superhéroes.
Marvel tuvo que adaptarse y en vez de darles vida a los personajes con tinta sobre papel, los superhéroes invadieron las pantallas tanto de cine como de la televisión.
Todo esto, acompañado de una agresiva campaña de marketing dentro y fuera de internet.
En 1990, los hallazgos de Michael Rutter descubrieron el desarrollo y funcionamiento del cerebro a partir de las bases biológicas de la resiliencia , así como su contribución con los procesos de desarrollo integral humano.
Más recientemente, el Dr. Hanson (autor de El Cerebro de Buda) explica que la evolución dejó a los seres humanos con una tendencia a prestar más atención a lo negativo que a lo positivo.
De allí la necesidad humana de reaprender a construir un espacio inquebrantable de resguardo de las experiencias positivas. De calma, confianza y contención.
Debido a que la supervivencia dependía de la identificación inmediata y la reacción rápida a las amenazas a la vida, el cerebro evolucionó hacia un sesgo de negatividad que produce un adherente o pegamento para las malas experiencias, pero una especie de aceite o teflón para que resbale lo positivo.
Por lo tanto, las malas experiencias tienden a quedarse con nosotros porque el cerebro las toma como un aprendizaje más significativo o importante para nuestra evolución, mientras que las buenas experiencias se olvidan rápidamente.
Más allá, Hanson afirma que las personas que parecen “naturalmente felices” son aquellas que, sin saberlo, han estado programando sus cerebros para darle importancia a los pequeños placeres de su vida.
La mayoría de las personas, con el tiempo, tendemos a acumular una larga lista de malas experiencias fáciles de recordar, que parecen vívidas y significativas, mientras que tendemos a olvidar las buenas experiencias.
Por ejemplo, Hanson cita estudios que indican que las buenas relaciones requieren al menos una proporción de interacciones positivas de 5 a 1 entre interacciones positivas y negativas.
En otras palabras, es probable que no te guste tu jefe, tus compañeros o tu pareja si no te alaba al menos cinco veces más de lo que te critica.
Concretamente, nuestros cerebros han estado ocupados acumulando pensamientos, experiencias y preocupaciones negativas y coloca alertas sobre las malas experiencias.
Afortunadamente, si bien el cerebro humano es propenso a la negatividad, también es flexible, por lo que puedes reprogramarlo de una manera sencilla.
Se ha dicho que nuestra mente consciente representa solo el 3% de nuestro cerebro. El otro 97% pertenece a la mente subconsciente.
Sin embargo, este 3% puede alimentar las raíces de nuestra manera de relacionarnos con el mundo e ir transformando nuestro subconsciente. Es un proceso recíproco.
Hanson afirma que, desde la mente consciente puedes ir ejercitando la importancia de las experiencias positivas al tomar simplemente 10 a 30 segundos para concentrarse en lo feliz que te sientes cuando experimentas un pequeño placer.
Ese placer pequeño puede ser algo así como interactuar con sus hijos, sentir la brisa en su rostro, o la satisfacción al culminar un trabajo.
Es pedirle a tu cerebro que recuerde que "ESTO ES IMPORTANTE!"
Con el tiempo (y no mucho tiempo, como sucede), su cerebro puede aclimatarse a darle significación a las experiencias sencillas de su cotidianidad.
Es decir, puede acostumbrarse a ser feliz.
En una reciente entrevista, el Dr. Hanson afirmó que
Hay ciertos tipos de experiencias experiencias de relajación, de calma, de sentirse protegidos, fuertes y con recursos que abordan directamente los problemas de nuestro sistema de seguridad.
Habiendo internalizado una y otra vez una sensación de calma, la persona va a ser más capaz de enfrentar situaciones en el trabajo o en la vida en general sin sentirse tan perturbada por ellas, sin estar atrapada en el modo reactivo del cerebro.
En términos de nuestra necesidad de satisfacción, de experiencias de gratitud, alegría, logro, sentirse exitoso, sentir que hay una plenitud en su vida en lugar de un vacío o una escasez. A medida que las personas instalen cada vez más esos rasgos, serán más capaz de lidiar con problemas como la pérdida, el fracaso o la decepción".
Reprogramar la mente subconsciente no es tan difícil como parece. No se hará de la noche a la mañana, pero se puede lograr si se toma en serio realizar una serie de ejercicios bien conocidos.
La Dra. Collautt se vale del hecho de que nuestra mente subconsciente es un millón de veces más poderosa que nuestra mente consciente, para enfatizar la importancia de que sepamos como ejercitarla para guiarla hacia donde queremos.
La mente subconsciente requiere de mucho más tiempo para poder reprogramarse . También requiere constancia.
Collautt afirma que, disciplinadamente, podemos hacer los siguientes ejercicios durante un año o hasta que puedas vencer tus miedos.
Altos empresarios y personas de mentalidad millonaria han encontrado en la meditación un ejercicio ideal para reencontrarse con su centro todos los días.
En un lugar tranquilo, sin interrupciones, por 15 minutos puedes conectarte (de manera dirigida o no) con tus emociones y sentimientos más profundos.
La meditación te puede ayudar a “resetear” tu mente, limpiarla de “archivos”, memorias inútiles y simplemente descansarla durante un tiempo. El grado de concentración, el tiempo de meditación y la profundidad de su alcance se adquiere con la práctica.
Y si, cualquiera en la situación que tenga, puede tomar el tiempo para hacerlo si realmente quiere aprender a ser resiliente.
A veces, suponemos saberlo todo. Sin embargo, los problemas y las adversidades nos recuerdan que no es así.
Para vencer tus miedos al fracaso y aumentar tu capacidad de resiliencia, la Dra. Collaut recomienda tomar un tiempo del día y escuchar a tu mente subconsciente.
A veces, tenemos lo que se llama “resistencia subconsciente”. Que no es más que esa “intuición” que nos advierte que algo no está bien a pesar de que creamos que es lo correcto. Es esa vocecita, que nos dice que NO, mientras que nuestra cotidianidad nos obliga a hacer las mismas cosas todos los días, estar con la misma pareja hacer lo que siempre hemos hecho.
Esto, aunque no terminamos de asumir decisiones porque nos parecen incómodas o porque no queremos salir de nuestra zona de confort.
Ser resiliente también requiere saber escuchar esa voz subconsciente, asumir las decisiones que no queremos tomar y tener un poco más de coherencia con nuestro ser más interno.
Simplemente siéntate por un tiempo determinado según tu disponibilidad y trata de escuchar a tu subconsciente. Es un ejercicio muy parecido a la meditación.
Acepta tus resistencias y asume las incoherencias de tu propia vida. Ser resiliente también requiere de esto.
Está bien escuchar tus miedos y definir cuáles son estos miedos.
Muchos hemos tenido miedo al fracaso. En mayor o menor medida lo hemos sentido.
Como ejercicio, pocas cosas funcionarán mejor que sincerarte. Escribir cuáles son estos miedos. Cuando aprendes a escucharlos, inevitablemente pierden poder y puedes definir estrategias que te ayudarán a maniobrar en la vida.
Las afirmaciones resultan. Claro, debes acompañarlas con acciones concretas.
Pero si debes crear frases de automotivación que, por la repetición, puedan ir goteando hacia una reprogramación de tu mente subconsciente.
Quienes han experimentado cambios reales en sus vidas a través de estos sencillísimos ejercicios, realmente se sorprenden de lo que logran.
Los consejos para la construcción de estas frases de automotivación pueden ser muy variables, pero hay una regla general: habla en positivo, evita hablar en negativo.
Por ejemplo, en vez de decir:
"no tengo miedo de formarme en nuevas habilidades", intenta repetirte, de manera tranquila, la frase
"soy perfectamente capaz de aprender nuevas habilidades".